El Sol brilla fuerte Para que el hidrógeno esté a la altura de su potencial, las políticas públicas serán cruciales. Para empezar, los reguladores o legisladores deberán establecer políticas para permitir que los existentes gasoductos de gas natural también transporten el hidrógeno, lo que se conoce como «mezcla», y exigir recortes en las emisiones de carbono para impulsar la demanda del hidrógeno. Algo de esto ya está pasando. Alemania realizó un cambio importante a finales del año pasado, liberando a los productores del hidrógeno verde de ciertos recargos por la electricidad. Esto ha sido, en efecto, un reconocimiento por parte del Gobierno alemán de que el hidrógeno verde es una extensión de la energía solar y eólica renovable. Otras regulaciones en debate en toda Europa requerirían reducciones de carbono en las refinerías y en las fábricas de acero, y en otras industrias pesadas, bajo la Directiva sobre Energía Renovable de la Comisión Europea. El director asociado del programa Advanced Power and Energy de la Universidad de California en Irvine (EE. UU.) Jack Brouwer cree que se necesitan políticas similares para que el hidrógeno verde funcione en EE. UU., pero apenas han empezado las conversaciones sobre eso. Mientras que los Gobiernos europeos exigen que los gasoductos de gas natural acepten el hidrógeno verde, en cantidades tan altas como el 12 % en volumen en los Países Bajos, los operadores de gas estadounidenses a menudo se oponen a la mezcla. Rechazar la mezcla de hidrógeno es un serio obstáculo, según Brouwer. California (EE. UU.) ya tiene una norma que exige que un tercio del hidrógeno bombeado en las estaciones de servicio para los vehículos con pilas de combustible provenga de fuentes renovables. Pero actualmente resulta difícil conseguir hidrógeno verde. Brouwer asegura que, si los productores pudieran utilizar las tuberías de gas natural existentes como red de distribución, se podrían construir más electrolizadores en áreas remotas que son particularmente ventosas o soleadas de manera rentable. También quedan muchos otros escollos técnicos por superar. La escala de la energía eólica y solar necesaria para activar el funcionamiento de una red global de plantas de electrólisis es enorme. Brouwer sostiene que un futuro sostenible es simplemente imposible sin depender en gran medida del hidrógeno. Podría tener razón.