Qué verde era mi valle
Los valles del hidrógeno (proyectos regionales que ubican plantas de electrólisis donde puedan dar servicio a múltiples propósitos industriales), se están formando en toda Europa. Cerca de Hamburgo, en el norte de Alemania, ThyssenKrupp forma parte de un consorcio del hidrógeno verde de 89 millones de euros respaldado por una subvención de 30 millones de euros por el Gobierno alemán. El proyecto planificado incluye una refinería, una fábrica de cemento, generadores de energía y un parque eólico offshore. Al principio, su hidrógeno verde sustituirá una fracción del hidrógeno gris (a veces se denomina así la energía hidroeléctrica derivada del gas natural) que se utiliza en la refinería. Luego, el grupo alemán planea provocar la reacción entre el hidrógeno y el dióxido de carbono capturado de la fábrica de cemento para producir metanol y combustible sintético para aviones. Unos 240 kilómetros al suroeste, otro consorcio del hidrógeno verde reutilizará gasoductos desactivados para transportar el gas hidrógeno. El consorcio planea construir un electrolizador de 100 megavatios. Desde allí, espera canalizar el hidrógeno a través de una red de 130 kilómetros en la región industrial del Ruhr (Alemania). Si esta reutilización de las viejas tuberías funciona, los electrolizadores conectados a ellas podrían suministrar el hidrógeno verde a casi todas las industrias principales de Alemania. Eso aliviará la presión sobre la congestionada red eléctrica alemana y proporcionará un suministro de energía de respaldo para los períodos menos soleados y sin viento. Se están iniciando otros grandes proyectos en los Países Bajos, Italia, España, Francia, Gran Bretaña, Canadá, Australia, Japón y China. Inicialmente, el hidrógeno que producen estos proyectos será caro. Sin embargo, la consultora McKinsey estima que para 2030 el hidrógeno verde será tan barato como el hidrógeno gris, gracias a la electrólisis más barata y la generación de la electricidad renovable, así como al aumento de los costes del carbón