El éxito de la psicoterapia y de la ayuda profesional dependencia, al fin y al cabo, de las palabras pronunciadas entre dos personas.
A pesar de que la psicoterapia existe en su forma moderna desde hace décadas, todavía no sabemos cómo funciona una gran parte sorprendente de la misma. Por lo general, se considera crucial que el psicoterapeuta y el paciente tengan una buena relación, pero puede ser difícil predecir si una técnica concreta, aplicada a un problema específico, darán resultados o no. En comparación con el tratamiento de las enfermedades físicas, la calidad de la atención de la salud mental es deficiente.
Las tasas de recuperación se han estancado y, en algunos casos, han empeorado desde que se desarrollaron los tratamientos. Los investigadores llevan años intentado estudiar la psicoterapia conversacional para descubrir los secretos de por qué algunos psicoterapeutas obtienen mejores resultados que otros.
Puede ser tanto por arte como por ciencia, dependiente de la experiencia y del instinto de los psicoterapeutas calificados. Hasta ahora ha sido prácticamente imposible calcular qué funciona y por qué. El investigador de psicoterapia de la Universidad de Utah (EE. UU.) Zac Imel recuerda haber tratado de analizar a mano las transcripciones de las sesiones de psicoterapia. Pero admite: «lleva una eternidad y los tamaños de las muestras son enormes. Por eso, no hemos aprendido mucho ni siquiera después de varias décadas haciéndolo».
La IA está cambiando eso. El tipo de aprendizaje automático que realiza traducción automática puede analizar rápidamente grandes cantidades de lenguaje. Eso da acceso a los investigadores a una interminable fuente de datos no explotados: al lenguaje que usan los psicoterapeutas. Los investigadores creen que pueden utilizar esos datos para dar ese impulso a la psicoterapia que tanto tiempo se esperaba. El resultado podría ser que más personas mejoren y mantengan una buena salud mental. Blackwell y sus colegas no son los únicos que persiguen esta idea. La empresa de EE. UU. Lyssn está desarrollando una tecnología similar. Lyssn fue cofundada por Imel y el CEO David Atkins, quien estudia psicología y aprendizaje automático en la Universidad de Washington (EE. UU.). Ambos grupos entrenan a sus IA con transcripciones de sesiones de psicoterapia. Para entrenar modelos de PLN, se anotan manualmente cientos de transcripciones para resaltar el papel de las palabras de los psicoterapeutas y los pacientes en un punto concreto de la sesión. Por ejemplo, una sesión puede comenzar con el psicoterapeuta saludando a su paciente y luego pasaría a hablar de su estado de ánimo.
A continuación, el psicoterapeuta puede sentir empatía por los problemas del paciente y preguntar si ha practicado los ejercicios propuestos en la sesión anterior. La tecnología funciona de manera similar a un algoritmo de análisis de sentimientos que puede decir si una crítica de película es positiva o negativa, o una herramienta de traducción que aprende a mapear entre inglés y chino. Pero en este caso, la IA convierte el lenguaje natural en una especie de código de barras o huella dactilar de una sesión de psicoterapia que revela el papel de diferentes expresiones. La huella digital de una sesión puede mostrar cuánto tiempo se dedicó a la terapia constructiva frente a la charla general. Estudiar ese análisis puede ayudar a los psicoterapeutas a centrarse más en lo primero en las sesiones futuras, opina el director clínico de Ieso, Stephen Freer, que supervisa a los aproximadamente 650 psicoterapeutas de la clínica.