Mientras que investigadores de interfaces cerebrales captan la atención con demostraciones espectaculares
El grupo de Shenoy se ha centrado en crear una interfaz práctica que los pacientes paralíticos puedan utilizar para las interacciones diarias con el ordenador. El experto recuerda: «Tuvimos que perseverar en los primeros días, cuando la gente decía: ‘Ah, mola más hacer un brazo robótico, sería una historia mejor’. Pero si pueden hacer clic, entonces podrán usar Gmail, navegar por la web y poner música». Shenoy resalta que está desarrollando la tecnología para las personas «más necesitadas y en los peores estados». Entre ellas se incluyen pacientes completamente paralíticos e incapaces de hablar, como los que se encuentran en la etapa final de la ELA. Pero si la tecnología permite a personas como DeGray conectar su cerebro directamente a un ordenador, ¿por qué no extenderlo a más gente? En 2016, Elon Musk fundó Neuralink, que empezó a desarrollar una «máquina de coser» neuronal para implantar un nuevo tipo de electrodo. Musk afirmó que su objetivo era establecer una conexión de alto rendimiento con los cerebros humanos para que la sociedad pudiera seguir el ritmo de la inteligencia artificial.
El mismo mes que Neuralink anunció sus planes, Facebook dijo que desarrollaría un casco «no invasivo» para leer el cerebro y traducir los pensamientos en publicaciones en las redes sociales. Lo que siguió ha sido una gran ola de inversión en interfaces cerebrales de todo tipo, incluidos los lectores de electroencefalografía (EEG), cintas magnéticas para la cabeza y nuevos tipos de sondas implantadas con gran densidad capaces de medir señales de decenas de miles de neuronas a la vez. Estas empresas han recaudado alrededor de 260 millones de euros en los últimos 12 meses, a pesar de que este año Facebook abandonó su idea (determinó que un casco para leer el cerebro tardaría años en convertirse en una forma viable de enviar mensajes de texto). «El campo era imposible para inversiones hasta que entró Elon. Eso es lo que provocó las olas de sorpresa en el mundo del capital de riesgo. Actualmente los recursos resultan casi infinitos», afirma Shenoy. Sin embargo, el dinero viene con una trampa. Los investigadores médicos como Shenoy quieren ayudar a los casos más desesperados. Pero los emprendedores buscan la próxima interfaz para todos. Musk ha explicado que quiere implantes cerebrales disponibles para cualquier consumidor; Neuralink incluso diseñó una elegante silla quirúrgica blanca donde imagina que la gente se sentará para un procedimiento rutinario de implante que duraría unos 30 minutos.