En 2021 quedó claro que el enfoque de un solo proveedor para la nube ya no funciona. Un reciente estudio de IBM reforzó esto: solo el 1% de los encuestados del país informaron usar una sola nube privada o pública en 2021, en comparación con el 16% en 2019. Las consecuencias del bloqueo de proveedor se han vuelto dolorosamente claras: falta de innovación, angustia por la seguridad y preocupaciones por la confiabilidad. La pandemia de COVID-19 proporcionó una plataforma para acelerar la transformación digital y las empresas comenzaron a repensar el valor de mantener las aplicaciones en las instalaciones, siendo más reflexivas sobre qué aplicaciones pasan a la nube y resultados permanecen en las instalaciones.