Rastreo digital de contactos que unió a las ‘big tech’

Los históricos rivales Google y Apple se unieron para construir herramientas para intentar ayudar a frenar la propagación del virus

La tecnología ofrecía una forma de automatizar los esfuerzos tradicionales de rastreo de contactos en los que los investigadores de salud pública piden a los pacientes que hagan memoria para deducir dónde se contagiaron. ¿Interactuaron con un empleado de alguna tienda, en un aula con niños, con 1.000 pasajeros en un crucero? Estas aplicaciones iban a permitir que los detectives de enfermedades no tuvieran que depender de la memoria de un individuo y aliviar la tensión de las autoridades para controlar un brote. Esa idea provocó una notable ola de desarrollo y colaboración. Algunos programadores crearon y pusieron en marcha sus sistemas en cuestión de semanas, con código abierto que compartieron libremente para que países tan distantes como Canadá y Mongolia podrían usar el mismo sistema. Por otro lado, Apple y Google, los dos grandes rivales en casi todos los aspectos, colaboraron en un sistema que funcionaba en teléfonos inteligentes y mantenía el anonimato y la privacidad de los datos de salud de sus usuarios. Desde MIT Technology Review hemos analizado las aplicaciones de notificación de exposición utilizadas por los gobiernos de todo el mundo. Sin embargo, como muchas otras cosas pensadas para frenar la pandemia, el rastreo digital de contactos no ha ofrecido los vitales resultados que necesitábamos. De hecho, apenas han hecho mella en la pandemia.

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